Hace unos días vimos la "rueda de prensa", por llamarla de alguna manera, en la que Piqué intentaba convencer a periodistas, fans y rivales de su inocente relación con el presidente de la RFEF. Más allá del fondo del asunto, me llamó la atención un detalle que, aunque ya habitual, significa un cambio significativo en el papel de la prensa y en el tipo de información que recibimos.
Un personaje público, necesitado de explicarse y/o dar un giro a la opinión pública, utiliza un espacio propio, en este caso Twitch, controlando el desarrollo, los tiempos y los recursos técnicos, y dejando a periodistas profesionales en fuera de juego por falta de manejo del medio. No es una novedad. Todos recordamos otros ejemplos de este cambio de modelo: el plasma de Rajoy, las ruedas de prensa teledirigidas del Pedro Sánchez del confinamiento o la avalancha de noticias/declaraciones que consumimos a diario. La generalización de los comunicados y notas que todos los medios repiten, como si fueran noticia o, peor aún, la verdad, hace que nos hayamos olvidado de las preguntas que alumbran la verdad oculta, las entrevistas que dan a conocer lo que el entrevistado oculta o las réplicas con conocimiento del contenido.
El periodismo, como tantos otros trabajos en España, está viéndose afectado por la precarización y el modelo empresarial de concentración del poder en pocas manos. Pero ello no es óbice para detectar, sin ser miembro del gremio, que la prensa en España está aceptando una limitación y un ataque a su profesión, por parte de administraciones y organizaciones de todo tipo, que afectan al núcleo de su labor.
Kovach, en su "Elementos del periodismo" establece que, para conseguir la verdad y la lealtad al lector, la esencia del periodismo es la verificación, porque si no se contrasta, si no se conoce y controla lo que se dice, estamos únicamente ante opinión o propaganda. Y hoy andamos sobrados de ambas. Con suma facilidad se disparan rumores, conclusiones precipitadas, mentiras, insultos y acosos a los medios por parte de cualquiera, con total impunidad. Y pocas veces vemos otra reacción de los medios que no sea participar del mismo juego, a favor o en contra según el bando político, económico o mediático en el que se está.
Flaco favor hacen a su oficio quienes comulgan con las ruedas de molino de la "modernidad" o la falsa transparencia, que ocultan el intento de acabar con la labor de comprobar la realidad de la información, teniendo los medios y los recursos para hacerlo.
Manuel Vallejo
Sobre nuestras piedras lunaresPrensa de verdad
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