Hablábamos hace una semana de esos falsos liberales que insisten en su defensa de la libertad y los derechos mientras sólo miran por sus negocios y sólo unos días después ya ni se molestan en esconderse. Ese atrevimiento y esa desvergüenza merecen una reflexión.
La situación económica global se complica por el impacto de las crisis de hidrocarburos, de alimentos y de deuda. El estallido en Sri Lanka y los incidentes de Italia marcan un camino. Así, aparecen medidas excepcionales en Francia, decretando la "economía de guerra", y Alemania, cuyos Gobiernos no han explicado, sin embargo, cómo afectan las sanciones que ellos mismos, voluntaria y unilateralmente, impusieron a Rusia. Francia, por ejemplo, ha nacionalizado la principal compañía eléctrica del país, en una decisión ni ideológica ni política, sino económica. El Estado ya poseía el 84% del capital y ahora adquiere el resto para socializar unas pérdidas millonarias. Lo de siempre para los falsos liberales aunque allí se reconoce la incapacidad de los gestores privados y el fracaso de la privatización.
Aquí, no solo privatizamos Endesa, que ahora es del Estado italiano y tiene beneficios mil millonarios a nuestra costa, sino que el presidente de Iberdrola (el amigo íntimo del Sr. Feijoó) llama tranquilamente "tontos" a los 3 millones de españoles con la tarifa regulada. No pasa nada.
Cuando andamos ahogados por la inflación, un Consejero madrileño nos dice que una pareja que cobra 143 mil euros es "clase media" y que "esas familias van a tener difícil llegar a fin de mes". Y aunque sepamos que la inflación golpea un 30% más a los hogares con menos ingresos (en 2022 el encarecimiento ha sido un 11% para los hogares más acomodados y 14% para los más humildes), tampoco pasa nada.
Y ahora se descubre un secreto a voces. Desde 1992 las 6 mayores constructoras del país forman un cartel para alterar las adjudicaciones públicas y llevarse 135 mil millones. El castigo: multa de 200 millones (0,13% de lo robado). Florentino Pérez, Del Pino, Entrecanales y demás, se reunían, se repartían las obras, inflaban los precios y amañaban los concursos, como la mafia. ¿Algún escandalo por un robo que nos ha costado miles de millones a todos y a ellos solo un 1% de su beneficio anual? Ni siquiera se les prohíbe volver a contratar, como marca la ley, por lo que seguirán haciéndolo. En todas las administraciones ocurre, se sabe pero no pasa nada.
Todo esto será por lo que dice el amigo de Feijoó: somos tontos y nada va a cambiar.
Manuel Montejo
Sobre nuestras piedras lunaresSerá verdad que somos tontos
Hablábamos hace una semana de esos falsos liberales que insisten en su defensa de la libertad y los derechos mientras sólo miran por sus negocios y sólo...