Certezas y profecías

Creo que tengo una fan, además de mi padre, mi madre y mi mujer; mi Paqui, creo, que ayer me dijo que tenía que decirme algo, pero no me lo dijo. Encomió mis artículos, aunque creo que tenía un pero que se guardó. “Un día te llamo”. Y yo sé, porque los tontos somos muy listos para esto, que lo que quiere decirme mi Paqui es que hay muchas cosas buenas para hablar de esta tierra. Y yo lo sé, pero con los años uno se vuelve práctico y en lugar de escribir de todo, vive lo que le gusta y publica lo que le molesta y llora tanto como ríe, porque cuando uno se hace mayor, aunque sea de lágrima fácil, tiende al llanto con más frecuencia que a la dicha.

Sé que eso es lo que me quiere decir Paqui porque hoy me siento profético y se me antoja que sé lo que va a suceder mañana y dentro de cuatro años. Será una pócima espiritual o espirituosa, quien sabe. Pero antes de escribir mis profecías quiero señalar algunas certezas: la primera es que a los estudiantes de la Universidad de Jaén se la suda el futuro, el suyo, porque dudo que tengan la capacidad de conjugar en su seso la primera persona del plural de cualquier verbo transitivo. No hay más que ver su clamorosa ausencia en la concentración del jueves en Defensa de la Universidad de Jaén; la segunda certeza es el zafio uso de una protesta legítima de una parte de la sociedad realizada por el PP de Jaén, que al día siguiente, en una rueda de prensa, sobreimpresionados sobre sus siglas, lamentaban el uso político del PSOE y otros colectivos de la concentración, haciendo política con la ausencia del rector, Juan Gómez, que decidió no participar en ella. ¿Pero qué clase de respuesta debe tener una acción política de gestión para implantar un modelo que repudia el sistema público tal y como lo conocíamos? Debe de ser política, sin duda. Las políticas de derechas se combaten con las políticas de izquierdas y viceversa y si el equipo de gobierno de la UJA jugó el papel de rehén de unos y otros es porque desde el primer momento se presentó voluntario al reparto de la película de las protestas como rehén, incapaz de pujar por el papel de protagonista.

Profecías
Fijadas las certezas, vamos con las profecías. La Legislatura andaluza está acabada porque las elecciones deben convocarse con 54 días de antelación a los comicios, con lo que si se celebran el 19 de junio deben publicarse el 26 de abril y si se celebran el 26 de junio, el 3 de mayo. Con lo cual y con la Semana Santa de por medio, la mesa de negociación para abordar un nuevo modelo de financiación no se va a producir hasta que no haya nuevo Gobierno, que no comenzará su andadura de facto hasta el mes de septiembre, cuando empiece el nuevo curso, por lo cual la promesa no es más que un brindis al sol y una patada a la lata. De haber grupo de trabajo pocos de los que ahora están se sentarán en esa mesa, tanto políticos, como rectores, al tiempo.

Esta semana se firmó el protocolo para llenar un edificio vacío y convertirlo en Museo Íbero, cinco años después de su inauguración, mientras se esfumaba aquello del Museo de la Red Estatal. Prudentes desde la Junta y desde el Gobierno central hablaron de que podría estar a partir de 2024 y no creo equivocarme si les digo que los jiennenses no verán el Museo Íbero con todas sus piezas antes de la precampaña de las próximas elecciones autonómicas de 2026, al tiempo.

Tres cuartos pasará con el tranvía de Jaén, cuyas obras de actuación en los vagones ya deberían haber comenzado porque el contrato está adjudicado a Almston. Sin embargo, a pesar de que las llaves ya están en poder de la Junta y suponemos que de la empresa, el equipo de Gobierno municipal se turna para dar una vuelta cada dos o tres días y ver si algún operario le ha quitado las telarañas a los vagones. Por tanto, tengan la seguridad, si los dioses se acuerdan de nosotros, pobres mortales ingratos, que el tranvía no estará en funcionamiento de forma comercial tampoco antes de 2026, casualmente, coincidiendo con la precampaña electoral.

Para terminar, volviendo a las certezas, sí hay algo de lo que debemos regocijarnos y alabar como devotos fieles de esta grata tierra, es que, al menos, en estos años, se han sentado las bases para que, si existe voluntad política, se pueda invertir en proyectos que ni siquiera estaban sobre el papel: se ha desbloqueado la gestión del tranvía, se ha firmado el protocolo de colaboración entre las administraciones para hacer un Museo Íbero en Jaén; se ha echado a la empresa Castillo y rescatado el servicio de autobús urbano; se les han metido las cabras en el corral a la concesionaria del agua; se aprieta a la de la basura; se han sentado las bases para ordenar el sindiós laboral del Ayuntamiento de Jaén; se ha adquirido el terreno de la plaza de Santiago para dotarla de equipamiento docente y hacer un aparcamiento en el conjunto histórico; se ha realizado un proyecto para recuperar Los Cañones; se está urbanizando el entorno del Estadio de La Victoria; y algún etcétera más que tenía menos papeles que una liebre, pero que acumulaba titulares desde hace décadas.
Ahora ya no hay excusas, el trabajo administrativo está hecho. Veamos si hay voluntad.

Mañana te llamo Paqui.