La bisagra

Raúl Beltrán

Disculpen las molestias

EXTRA JAÉN cumple dos años

Siento un cierto regusto (dulce, gustoso) al ver cómo los daneses, más altos, más rubios, más europeos, más nórdicos, más daneses, en fin, también se aglomeran como súbditos leales de su monarquía para lanzar vítores, codo con codo, a apenas dos grados, hacia su nuevo rey, un tal Federico X. Ya digo, reconforta como español ver cómo otros países tan civilizados como nosotros pacen gozosos al calor que procura una monarquía, real y dinástica, tan gloriosa y divina como la nuestra. Al menos aquí criamos jamones. Pero no es este el motivo de mi filípica, aunque no podía dejar pasar tan ilustre efeméride y jubilosa comparación.

Vienen al caso estas letras, tan nacionalistas como la peor de las monarquías, pero con ciertos tintes republicanos y federalistas, que los lectores más cartesianos y avispados, con su perspicaz sentido común, ya habrán detectado, que se cumplen dos años desde que EXTRA JAÉN osara abrirse camino en el infinito mundo del periodismo digital para hacer lo mismo que el resto, pero dándonos el gusto de vez en cuando de perpetrar lo que nos gusta (Jaén y sus santos doctores nos perdonen). ¿Y qué es lo que nos gusta? Pues tras 24 meses parece ser que lo mismo que a ustedes, algunas cosas distintas; sin volvernos locos, que no están ni nuestros sesos ni los de los lectores para lecciones cuánticas de física periodística: algún que otro podcast, vídeos cuidadosamente tratados con cosmética anticaspa, una tertulia política de auténticos Manolos, un nutrido grupo de colaboradores que tienen la perversa costumbre de no solo leerse a sí mismos, un diseño limpio, titulares honestos y una bendita enfermedad congénita que nos provoca náuseas cuando algo se tiñe de amarillo.

Es lo que tiene la nena chica del Grupo Multimedia, porque nos ha salido niña y bien rellenita de ilusiones desde que nació, como su padre y su madre. Al igual que ellos, sabe que vivirá para pagar las facturas, la hipoteca, si eso, un pequeño utilitario que seguro será ya eléctrico y unas vacaciones de una semanita al año. El resto será trabajar con la ilusión de que su esfuerzo enfade mucho a algunos y entretenga un poco a muchos.
Como sus padres multimedias, también se moverá a niveles moleculares, atómicos e incluso en tamaños territoriales más reducidos, porque desde el principio siempre hemos creído en lo local, lo pequeño, lo cercano; en Jaén por ejemplo, incluso para morir, para que cada una de nuestras ridículas partículas (por pequeñas) preñen la tierra que trabajamos durante décadas, herencia social de quienes la labraron antes que nosotros, que también yacen bajo nuestros pies, con sus sueños aún por cumplir.



Los cambios que hemos vivido en estos dos años, hablo de EXTRA JAÉN, no se me pierdan por el multiverso monárquico, eso ya es leña caída hace 1.500 caracteres, han sido para que todo siga igual. Nada nuevo, salvo el sol, que ahora aprieta más que nunca. Sin embargo, si en algún momento hemos sido una china en un zapato complaciente que dejara una leve cojera, aunque fuera pasajera, bienvenido sea, porque la pedrada que rompe nuestro logo no es fruto de la casualidad, acaso de la necesidad, la nuestra, ya sé que no la de todos ustedes, pero todo es necesario en su justa medida, hasta el aburrimiento, un don de esta tierra que explica la cesta y los mimbres que la mantienen en pie.

Salimos corriendo un día de San Antón de hace dos años como un Forrest Gump cualquiera, porque lo necesitábamos, y ahí seguimos, de costa a costa, de luna a luna, que el sol nos ciega muchas veces, mejor correr quedos en las sombras del esfuerzo y el silencio del compromiso con nosotros mismos, porque si no somos capaces de comprometernos con nuestros principios, difícilmente podremos hacerlo con los de cualquier futuro.

Muchas y extraordinarias gracias y disculpen las molestias. No lo olviden, esto es EXTRA JAÉN.