La bisagra

Raul Beltrán

Los dos patitos

Arranca el año de los dos patitos con la sospecha de que serán feos, católicos y sentimentales, como el marqués de Bradomín de Valle-Inclán, los dos patitos...


Arranca el año de los dos patitos con la sospecha de que serán feos, católicos y sentimentales, como el marqués de Bradomín de Valle-Inclán, los dos patitos, digo, aunque aquí, en nuestro Jaén andemos sobrados de catolicismo y sentimentalismo, pero feos, feos, no somos: tal vez un poco descuidados en nuestros hatos, pero resultones, aunque nos empeñemos en querer ser siempre el patito feo de la historia.
Hace unas semanas en la entrega de premios de un diario regional en Granada, al que asistió el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, el hombre tranquilo que llamará a la puerta de la reelección este año, en algunos mentideros culturales, hablaban nuestros vecinos granaínos de que se estaban jaenizando. Y lo decían preocupados, con las mismas vocales abiertas que nosotros y las mismas taras territoriales. Que se estaban jaenizando decían, en primera persona, como si jaenizarse o deambular por la vida al Estilo Jaén fuera un ejercicio personal, como un calificativo despectivo hacia nuestra idiosincrasia, sin reparar que es la misma que la suya, la misma que la de cualquier otra provincia andaluza. Los de la cultura granadina y otros sectores nos menosprecian y nos pasan la mano por el lomo: pobrecitos los jiennenses, que son como son y están donde están.
Pues estamos, queridos vecinos andalusíes, al norte de vosotros y compartimos el mismo saco de tela sucio de remaches y agujeros territoriales por los que se escapan las inversiones caminito de Belén, arre burro arre, caminito de la corte a la que todos los pastorcillos (porque hasta San Antón Pascuas son) rinden pleitesía doblando las corvas en busca del eterno ‘qué hay de lo mio’, que no es tuyo, sino suyo, y así disponen, como si fuera suyo. Pero en realidad es nuestro, vecinos granaínos, de todos, por mucho que os preocupe jaenizaros.
No existe una sola diferencia, sociológicamente hablando, entre los ciudadanos de segunda de este país, sean granadinos, sorianos, o leoneses. Apestamos todos a jiennenses, ya que nos queréis señalar, y tejeréis la cesta del año de los dos patitos con las mismas mimbres que nosotros, pero con la miopía de creer que jugáis en otra liga, mientras en los mentideros de Sevilla, Málaga o Madrid, habrá otro grupo de arrogantes y engreídos ciudadanos que con copa de vino español en mano, pensarán que se están granaizando.
El año de los dos patitos sigue con su estúpido y desigual rodillo vital.