La bisagra

Raúl Beltrán

Machistas intrafamiliares

El uso del lenguaje como argumento político e ideológico no es nuevo, pero ha encontrado en los asesinatos de hombres a mujeres, la mayoría de ellas...

 Machistas intrafamiliares

Foto: RAMÓN GUIRADO

Manifestación del 8M en Jaén.

El uso del lenguaje como argumento político e ideológico no es nuevo, pero ha encontrado en los asesinatos de hombres a mujeres, la mayoría de ellas sus parejas o esposas, el caldo de cultivo que el creciente negacionismo y populismo de partidos de la derecha, como es el caso del PP, o de extrema derecha, como VOX, necesitaban para construir una realidad social distinta a la que reflejan las estadísticas a base de mentiras, y en este caso, de machismo. La política moderna, y los medios de comunicación que abrazan sus postulados, han hecho del eufemismo un ejercicio demagógico de ideología. Ya no hay despidos masivos en las empresas, sino Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), un término más abstracto (un eufemismo, en fin), que distrae la atención del oyente, espectador y lector del verdadero problema. Si a ello sumamos el uso de los acrónimos para referirnos a ellos, el resultado es que los más de cien hombres y mujeres que se han quedado sin empleo en Atento, sin cobrar a final de mes su sueldo, con un paro miserable, recurriendo a la ayuda de familiares para llegar a final de mes, no son parados, sino sujetos inmersos en un ERE, un nombre en un puñetero expediente de regulación, que es mucho menos agresivo que decir que eres un maldito parado que te las vas a ver putas para encontrar otro trabajo y pagar tus facturas e hipoteca.

Pero si nos centramos en el cambio del término violencia machista por el de violencia intrafamiliar, el hecho es mucho más grave, porque nos roba a la sociedad y a las mujeres el derecho de denunciar que están siendo asesinadas por sus maridos y sus novios, a los que muchas han dejado por machistas y maltratadores. La violencia intrafamiliar diluye cada hostia que cualquier miserable le da a la mujer y convierte cada puñalada, cada disparo que le quita la vida, en una cortina de humo cómplice.

A Vox se le llena la boca cuando habla de denuncias falsas y expone estadísticas que no son ciertas. Según los datos del Juzgado de Violencia de Género de Jaén las denuncias falsas solo suponen un 0,1 por ciento de cuantas se registran al año. El problema es que según el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, las mujeres maltratadas tienen derecho a no declarar contra su agresor, y en muchos casos, así lo hacen por miedo a que las maten o les vuelvan a dar una paliza, propiciando el archivo del caso, ya que son el único testigo. Eso no es una denuncia falsa, es una mujer maltratada que vive con el temor de no saber cuándo va a aparecer el mierda de su marido o novio a matarla. Por eso miles de juristas en este país llevan años reclamando que se modifique el artículo 416.



Por recoger un dato: en 2018, en la provincia de Jaén, fueron a juicio por violencia de género 1.621 mujeres y 24 hombres. Si con esa estadística, ustedes, señores de VOX, y ustedes, señores del PP, quieren cambiar la violencia contra la mujer por violencia intrafamiliar, no duden en confesarse cada domingo y fiesta de guardar en misa de doce y apaguen el televisor cada vez que se anuncie el asesinato de otra mujer. De no ser así estarán en pecado mortal y arderán en el infierno, el mismo en el que viven miles de mujeres en este país que ustedes quieren perpetuar.