Con perspectiva sureña

Antonia Merino

El firmamento se llena de “estrellas” de Jaén

Jaén es mucho más que ese “oro líquido”, no es lo único que tenemos y que podemos exportar

La gastronomía es la disciplina que estudia la relación de los seres humanos con la alimentación y la comida, pero es también ahondar en el conocimiento del entorno natural para luego plasmarlo en creaciones culinarias que, en ocasiones, van más allá de la tradición dando paso a la creatividad y al estilo propio del cocinero. Las nuevas estrellas Michelin en Jaén han visualizado con nota esa encomienda. Desde el punto de vista culinario, nuestra tierra vive un momento de gran esplendor al formar parte de las huestes del Olimpo de la alta cocina nacional. La Guía Michelin nos ha incluido en esa selecta élite nada menos que con tres nuevos restaurantes. Los nuevos 'estrellados' jiennenses son jóvenes que no superan los 30 años. De esta manera, Juan Carlos García, del restaurante Vandelvira (situado en el convento renacentista en el casco histórico de Baeza), junto a Juanjo Mesa (en Radis) y Javier Jurado Ruiz (en Malak), ambos enclavados en el emblemático barrio de San Ildefonso de la capital, se suman a los triunfos previos conseguidos por Pedrito Sánchez (de Bagá) y por Juan Aceituno (de Dama Juana). La guía francesa nos ha hecho un valiosísimo regalo, un premio que no solo ha elevado la autoestima lastrada por el sambenito de que aquí no hay nada sino que ha conseguido situar a Jaén en el mapa del turismo gastronómico patrio, que hasta hace poco ignoraba las bondades culinarias de nuestra despensa. Lo cierto es que estas “estrellas” nos han sentado de “muerte”; una agradable sorpresa para una provincia que no está habituada a protagonizar ni grandes titulares y muchísimo menos que se hable en positivo de ella. Porque Jaén es mucho más que ese “oro líquido”, no es lo único que tenemos y que podemos exportar. Las estrellas Michelin han iluminado un territorio que arrastra una pesada mochila donde las carencias han hecho mella en su carácter desconfiado y escéptico. No es cuestión de hablar de decepciones políticas, ni siquiera de aquellos que se dan golpes de pechos como si este Jaén fuera de su uso exclusivo. Jaén tendría que empezar a soltar lastre de todos aquellos que tratan de vivir a su costa sin aportar nada: desde alcaldes influencers a voces trasnochadas…, y que mejor forma de hacerlo que disfrutando de la buena mesa.