La educación tendría que ser la madre de todas las batallas de cualquier gobierno, sea del color que sea. Es el punto de partida para avanzar hacia una sociedad mucho más equitativa y, también, más justa. La educación es, además, uno de los pilares del Estado del Bienestar sobre el que se sustenta la democracia, que tiene entre sus principios básicos el impulso y garantía de la igualdad de oportunidades con el fin de llenar de expectativas y esperanza las vidas de nuestros jóvenes. La fortaleza de estos cimientos tiene su base en los recursos que los gobiernos de turno destinan para invertir en formación, sin esas inversiones no es posible garantizar una educación (pública) de calidad, que evite, por ejemplo, que menores de familias más vulnerables se queden atrás. Hace unos días se publicó el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, más conocido como el informe PISA. Su propósito es medir el rendimiento de los estudiantes de entre 15 y 16 años de 37 países de la OCDE y de otros 43 estados asociados para utilizar sus conocimientos y habilidades de lectura, matemáticas y ciencias para afrontar los retos de la vida real. Dicen que esta prueba educativa, que empezó a publicarse en el año 2000, es la más importante del mundo. Pues bien, el informe es especialmente dañino para Andalucía. Nos vuelve a situar, ya son veinte años, en la cola, de la que parece no logramos salir incluso si el gobierno es de otro color, como ahora. Ocupamos el puesto 19 entre las regiones españolas. Sólo superamos, y por escaso margen, a Canarias y con algo más de distancia a Ceuta y Melilla, pero muy distanciados de la media nacional, de la UE y de la OCDE. Unos 20 puntos de distancia. Pero las distancias aumentan sí nos referimos a las diferencias entre colegios públicos y privados, aquí se le ve el plumero a los actuales inquilinos del Palacio de San Telmo. Los privados ganan de calle. Estos tienen una nota media de 483 puntos en matemáticas, 486 en lectura y 496 en ciencias, mientras que los públicos suman 448, 453 y 465, respectivamente. Algo no funciona o sí, en el sistema educativo andaluz. Si perteneces a una familia con posibles, tus hijos tienen más posibilidades de llegar a la universidad, si es privada mucho mejor –al día de hoy se reparten 17 por todo el territorio andaluz-; ahora bien, si tu cuenta corriente sufre para llegar a final de mes, tus vástagos tienen muchas papeletas para abandonar los estudios de manera temprana, repetir curso o ser carne de cañón para engrosar las listas del paro juvenil. Si el informe PISA es un duro revés para el Gobierno andaluz, su política educativa no ayuda y contribuye a dar la puntilla a la educación pública andaluza, eliminando de un solo golpe casi 500 aulas (de Infantil y Primaria) en colegios públicos para este curso, cerca de 2.000 en los últimos cinco años. En Jaén se han suprimido 25 unidades educativas: 8 en Jaén capital, 5 en Andújar, 4 en Linares, 3 en Bailén y 2 en la ciudad de Úbeda, según ha informado el sindicato USTEA. El objetivo es claro: favorecer la educación privada y concertada a costa de desprestigiar la pública, cada vez más precaria y con menos recursos. Es decir, fomentan la desigualdad.
Antonia Merino
Con perspectiva sureñaDesigualdad educativa
Si el informe PISA es un duro revés para el Gobierno andaluz, su política educativa no ayuda