Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Malos tiempos para la diversidad

o nos equivoquemos, esto no va de ideas, ni de gustos, ni de opiniones… esto va de defensa de los derechos humanos

Cuando a final de junio Madrid se convierta en la capital más abierta del planeta y presuma de tolerancia y respeto ante la atenta mirada del mundo; cuando la bandera arco iris tome las calles de la capital y se evoque el camino andado y los derechos conseguidos, cuando llegue el gran Día del Orgullo (28 de junio) en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas de nuestros país no se izará esta enseña que simboliza el orgullo homosexual y la diversidad de las lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales. No es por querer aguar la fiesta, pero los pactos entre PP y VOX tras el 28-M carecen precisamente de ese marchamo de tolerancia y respeto a la diversidad. Tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta que el PP jamás ha aprobado una legislación favorable, incluso nos ha regalados para la historia frases que más bien atentan contra los derechos de estos colectivos. "Una institución entre un hombre y una mujer para procreación. Eso es y siempre ha sido el matrimonio", dijo en su día Mariano Rajoy. O la también célebre frase: "Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas", de Ana Botella sobre el matrimonio homosexual. Se avecina pues una regresión en el sentido amplio de la palabra. El reconocimiento histórico y la salida del armario de hombres y mujeres, normalizando su presencia en casi todas las instancias de la sociedad civil, nos otorgó hace décadas un prestigio y una autoridad como país tolerante y democrático. Sin embargo, este avance puede que tenga fecha de caducidad si la extrema derecha logra tomar asiento en la bancada azul de la Carrera de San Jerónimo a partir del 23-J. Vox ya ha advertido que, si lo consigue, derogará todas aquellas leyes contrarias a sus intereses ideológicos. El pacto entre el Partido Popular y Vox en la Comunidad Valenciana va mucho más allá del mero acuerdo de dos partidos ultraconservadores; esta alianza marca el camino a seguir para hacerse con las riendas del país. Ha sido la “mascletá” de una derecha victoriosa que le ha permitido sacar músculo y enarbolar un discurso sin tapujos contra los derechos de los colectivos más vulnerables. Un discurso sin complejos propio de una ideología ultra, que siempre ha convivido en el seno del Partido Popular, y que sigue la estela de algunas propuestas que los populares han defendido, de forma más o menos manifiesta, durante las últimas décadas: no a la eutanasia, a la memoria democrática, al aborto y a la ley de igualdad LGTBI (ley trans)... No nos equivoquemos, esto no va de ideas, ni de gustos, ni de opiniones… esto va de defensa de los derechos humanos.