Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Moreno Bonilla al ritmo de La Macarena

El domingo, 19 de junio, más de ocho millones de andaluces estamos convocados a las urnas. Después de meses deshojando la margarita, Juan Manuel Moreno...

 El domingo, 19 de junio, más de ocho millones de andaluces estamos convocados a las urnas. Después de meses deshojando la margarita, Juan Manuel Moreno Bonilla por fin ha puesto fecha en el calendario no si antes echar un vistazo a las encuestas que, esta vez, sí colocan a su partido como la fuerza más votada. Sería por segunda vez en la historia de Andalucía que el PP parte como favorito. En las elecciones de 2012 Javier Arenas ya saboreó las mieles de ese triunfo, pero la suma de las izquierdas le arrebató en aquel momento el trofeo más apreciado por la derecha: Andalucía, el feudo histórico de los socialistas. Diez años más tarde, los populares vislumbran una victoria sin paliativos, pero lejos de la mayoría absoluta, según los últimos sondeos. Su objetivo es amarrar esos 55 escaños para no caer en las garras de la extrema derecha, como sí le ha pasado a Mañueco en Castilla y León o a Ayuso, que aplaude sin rubor su alianza con VOX en Madrid. ¿La derecha andaluza será capaz de tejer su cordón sanitario frente a los ultras de VOX tal y como ha sucedido en Francia o en Alemania o seguirá los pasos del PP de Madrid y de Castilla y León? Moreno Bonilla quiere presentarse como marca propia, ni siglas, ni gaviota, esgrimiendo su gestión económica como su mayor palmarés – el Informe sobre exclusión y desarrollo social en Andalucía desmiente su triunfalismo-, pero no aclara si aceptaría como socio de gobierno a VOX, un partido que se cuela en todas las encuestas con una apoteósica subida. En esta ocasión, la extrema derecha no se contentará con ser socio en la oposición: tiene hambre de poder y va a por todas. Macarena Olona, su candidata, va a movilizar y mucho al sector más ultra de Andalucía, agitando como reclamo la caza y los toros ¡cómo si todos os cazadores y los aficionados taurinos fueran de extrema derecha! Ante semejante escenario a lo único que podemos apelar los ciudadanos es a los principios democráticos y estos dictan que un partido que quiere erosionar o destruir la democracia no es digno de entrar en el gobierno andaluz, aunque en las últimas elecciones andaluzas les abrieran las puertas del Parlamento. Al otro lado, el PSOE espera recuperar el voto perdido, aunque ignora en qué cuantía, y a su izquierda, los reinos de Taifas; unos, por libre, y los otros, juntos, pero sin cartel electoral. Pinta feo. Y con esta Macarena no hay alegría para el cuerpo, ni siquiera para el de Moreno Bonilla.