- A ver… Déjame mirar un poco más.
-
Enrique, ya has espiado mucho
a tu hija.
- ¡Qué estricto eres para ser Dios!
- Te hice ángel de la inspiración porque es lo que das cuando miras y tu María ya tiene la suficiente para todo lo que le queda de vida.
Un 17 de noviembre como hoy de hace 23 años, nos abandonaba el gran compositor Enrique Urquijo. Un músico inspirado y, especialmente, inspirador, que nos legó algunas obras inmortales. Al líder de “Los Secretos” lo encontraron muerto en un portal del barrio madrileño de Malasaña y dejaba huérfana de padre a una bella niña de 5 años. Ahora ella, la conocida como María Símun, es una joven diseñadora que usa su infinita inspiración para vestir, en su estilo urbano, a famosas del mundo de la música. Así, ya ha trabajado con Rosalía, Lola ĺndigo o Mala Rodríguez, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, fuera de esta faceta profesional, puede presumir, también, de ser la protagonista en dos de las más hermosas canciones de amor escritas en castellano: “Agárrate a mi María” y, sobre todo, “Pero a tu lado”. Sí, para Enrique Urquijo, el nacimiento de su hija fue una nueva oportunidad. Los nacientes rayos de sol primaverales en la piel del lagarto, la amarillenta e ilusionada carta de la novia que encuentra por casualidad un viudo sexagenario, esa esperanza que parecía enterrada, una alegría inesperada. Esta última y luminosa época fue la que encumbró a este recordado artista pese a que ya había compuesto temas que llegaron a ser himnos como “Déjame” o “La calle del olvido”. Melodías sencillas y sublimes, textos directos y sinceros de esos de “sostén un momento mi corazón que ahora vuelvo”.
Enrique Urquijo fue único y es irrepetible. Una personalidad hipersensible y creadora que, además, hacía suyo todo lo que interpretaba. De esta manera, nadie recuerda que “Sobre un vidrio mojado” es del grupo uruguayo “Kano y los Bulldogs” ni que la preciosa “Aunque tú no lo sepas” la compuso, para él, su tocayo Quique González basándose en un poema de Luis García Montero.
En definitiva, su obra musical inspira a cualquier artista y obliga a coger la vieja guitarra a todos los que tenemos pretensiones de hacer canciones. Es curioso, el creador se ha convertido en musa. Sí, el genio compositor ahora es el ángel de la inspiración.
- ¡¡Enrique!! ¿Ya estás otra vez observando a tu hija?
- Tranquilo, Dios, ahora estoy mirando a un tío que lleva más de una hora escuchando mis canciones.
- Pues normal.
- Ya, pero este está muy serio. Míralo.
- ¡Ahh! No, no está serio. Ese hombre está concentrado. Es uno que escribe artículos sobre música para el Extra Jaén pero al pobre le cuesta mucho trabajo.
- A ver… Déjame mirar un poco más.