Quizás soy un poco radical en algunas de mis opiniones. Sin embargo, me molesta que, en la educación, la música sea una asignatura menor de esas que llamamos “maría” o, incluso, que los músicos no estén tan bien considerados como, por ejemplo, los médicos. Lo cierto es que el universo, al fin y al cabo, es un conjunto de vibraciones relacionadas entre sí. Una definición que podría servir para la música. También, resumiendo mucho, los cuatro elementos que conforman toda esa materia infinita y vibrante son el aire, el fuego, la tierra y el agua. Ellos son los que cubren las necesidades básicas de nuestro cuerpo que, en ese mismo orden, serían respirar, calentarse, comer y beber. Estos cuatro, además, son el símbolo de las cualidades que debe tener la psique, el alma. Siguiendo la serie: pensamiento, intuición, percepción y sentimiento. Por este motivo y debido a que, en mi opinión, el universo es música; desde hace tiempo juego a clasificar los diferentes estilos y canciones según los cuatro elementos. Esta práctica, aunque no parezca útil, me ayuda a tener una perspectiva más amplia de lo que estoy oyendo, a llenar con música mis necesidades vitales y a escuchar más variedad de estilos para equilibrar un poco mi energía en esta vida loca.
“Crazy Life” que se traduce como “vida loca”, es el tercer y último álbum lanzado el pasado viernes 4 de noviembre de la artista noruega Anna Lotterud más conocida por su nombre artístico “Anna of the North”. Once canciones de un electro pop brillante en melodía, reflexivo en textos y genuino en arreglos que acarician el corazón. Empieza con un bucólico pop folk llamado “Bird Sing” y, después, nos sorprende un “yacht rock” onírico como “I do you” y uno de los hit de este disco: la pegadiza “Nobody”. Con las preciosas “Listen”, “Living Life Right”, “Red Light” y la bailable “No good whitout U”, te das cuenta que todos los temas están enlazados cronológicamente para conformar la misma historia: Una relación que se va rompiendo. De esta manera, en las últimas canciones se materializa una amistosa ruptura en la que destaca “Meteorite”, cantada a dúo junto al cantautor estadounidense Gus Dapperton, y la dulce despedida de “Let go”.
“Crazy Life” es un álbum pulido y bien trabajado en el que nos deleita el hermoso timbre y color en la voz de Anna of the North para hacernos navegar de una emoción a otra. Así, en mi particular clasificación de los elementos de la naturaleza, este disco es agua. Sí, de las cualidades del alma, la que se desarrolla es el sentimiento y el agua, de entre los cuatro, es el elemento más terapéutico y unificador. El que calma, alivia y nos une en lo esencial quitando toda importancia a los problemas y los conflictos. Por esta razón, con humildad y mucho cariño, recomiendo la escucha de este “Crazy Life” de Anna of the North a todas las personas que sufren alguna cruel enfermedad y a sus familiares. Estoy convencido de que la música, transformando nuestro estado de ánimo, nos da motivos para seguir luchando y nos cura como la mejor de las medicinas. No obstante, como ya sabéis, quizás soy un poco radical en algunas de mis opiniones.