Es imposible que un alma inquieta pueda abandonar la música. El padre de Beethoven intentó a toda costa que su hijo lo hiciera y no lo consiguió. Sí, hablamos de un tenor frustrado y fracasado de tercera categoría que llegaba borracho de madrugada a casa y, después de darle una paliza a la persona más amada por el genio alemán que no era otra que su madre, le obligaba a tocar el piano o la viola hasta el amanecer. El pequeño niño, asustado, preocupado, cansado, a veces no podía evitar equivocarse en alguna nota y, en respuesta, nunca faltaba un buen bofetón. Con esta infancia, no es extraño que Beethoven también se diera a la bebida y más aún cuando, ya en la plenitud de su carrera, le atacara una profunda depresión a causa del miedo a no poder hacer música tras quedarse sordo. Sin embargo, no sin esfuerzo, siguió componiendo y la sordera no le impidió crear grandes obras como su novena sinfonía. Por culpa del alcohol, su hígado no pudo más y murió de cirrosis. Tal era su afición a beber que, justo antes de fallecer, le regalaron doce botellas de vino y exclamó: “¡lástima! Demasiado tarde para terminarlas”. No obstante, pese a su éxito, sobreviviendo a una vida tan desgraciada y traumática, el elegido de Apolo y esclavizado por Baco sí podía decir, con razón, aquello de “hoy bebo para olvidar”.
“Hoy bebo para olvidar” es el primer adelanto del álbum “En algún rincón de Babia” que supone el inicio de la andadura en solitario de Michi Mapache. El líder de “El Club del Aguante” que fue guitarrista de “Marcando en Arabia” se embarca en esta aventura con su creatividad en alto, su ilusión intacta y, por supuesto, su alma inquieta. Un músico de siempre en la escena jiennense que hace sonreír a su novia la nostalgia y seca las lágrimas de su amante melancolía. Este insigne y prolífico contador de historias, a contra corriente de la cultura de la inmediatez, decide coleccionar sus nuevas canciones solo con guitarra y harmónica porque, en realidad, sabe que la intimidad le va bien para transmitir. Así, mecida en su cálida voz, ayer lanzó “Hoy bebo para olvidar”. Un tema que encaja la derrota dentro del marco de una conversación de bar entre cliente y camarero y que, frente al cansancio del camino, lo que se decide es lo lógico: descansar. De la producción del audio, vídeo y foto fija, nuestro cantautor se ha puesto en las manos del talentoso Jesús Gálvez “El Reverendo”. De esta manera, sin artificios y con sencillez, Michi Mapache vuelve a cultivar sentimientos y regar emociones en el recóndito huerto de su universo. Un artista sensible que, por encima de cualquier circunstancia, nunca deja de componer canciones y, por fortuna, así seguirá siempre porque, como ya sabéis, es imposible que un alma inquieta pueda abandonar la música.