El bar de la esquina

Antonio Reyes

Monstruos S. L.

Congreso y Senado están sembrados de rentistas que especulan con la vivienda y que abren los brazos a fondos buitre

¿Hasta qué punto nos han lavado el cerebro para aplaudir a quienes solo les interesa lo público, eso que pagamos todos, para enriquecerse? ¿Por qué alguien que apenas llega a fin de mes vota o repite lo que dicen quienes están aquí para ganar dinero e ignorar a los que más necesitan? ¿Qué nos ocurre para aplaudir a los ricos que han llegado a serlo gracias al dinero de todos y despreciamos a los que sufren? ¿Somos buenas personas?

Si eres de los que piensan que estas son palabras de un rojo comunista bolivariano, eres de esas malas personas. No hay nada peor en el mundo que ser un currante, si tienes suerte de serlo, y alimentar al monstruo que ni nos quiere, ni se preocupa realmente por nosotros ni lo hará jamás. Monstruos amparados por ese tipo de personajes que crecen como setas y que vienen a contarnos que si no eres rico es porque no quieres. O ese mierdecilla para el que las pensiones son un lastre. O los programas que intentan hacernos creer que un «minipiso» es algo asombroso. Estas son las herramientas que utilizan para convencernos de que anteponer la dignidad personal al rendimiento económico es de rojos. Eso sí: el dinero solo para los iluminados, estén dentro o no de partidos políticos. Tengamos en cuenta una cosa: la mayoría de empresas españolas que manejan millones, los han logrado gracias al dinero público. Digamos, pues, que muy buenos gestores no son cuando su riqueza sale de nuestros impuestos. Pues sí que es fácil hacerse rico. Qué tontos somos los demás.    

Jóvenes que se dejan la piel para buscar una habitación que alquilar para estudiar porque querer que se regule el precio del alquiler es de comunistas. Listas de espera eternas para una operación y las mareas en la calle pidiendo una sanidad pública como nos merecemos, cosas de bolcheviques. Criticar a políticos a los que la educación pública les da urticaria y por eso riegan a la concertada, cosas de radicales de izquierda. Y tú, que ni siquiera te llega para irte una semana a Torremolinos, defendiendo a quienes te quieren hundir y preocupadísimo porque España está llena de inmigrantes que nos quitan el trabajo, nos atracan por la calle, violan a mujeres y encima les dan una paguita. Muy listo no eres, que digamos. Congreso y Senado están sembrados de rentistas que especulan con la vivienda y que abren los brazos a fondos buitre porque tú, experto en todo, los has puesto ahí. Y claro, con este plantel, ¿quién votará a favor de que se intervenga en las zonas tensionadas donde conseguir una vivienda está solo al alcance de las clases altas? ¿Acaso crees que esta chusma quiere que tú, con tu mugre, entres en su círculo? ¿Cómo pagarán mañana el alquiler los tuyos cuando se vayan a estudiar o trabajar a otra ciudad? 



Te han comido los sesos con mentiras y manipulaciones porque saben que eres tonto y lo demuestras cada vez que abres la boca. «España y los españoles lo primero». Claro que sí, guapi. Por eso repites como una gallina los eslóganes que tus ídolos proclaman cuando no quieren tocar los temas delicados. ¿Y sabes por qué? Porque esa gente a la que votas no molestan a quienes tienen en mente a diario, a los poseedores de la pasta, y muchos de esos, además de estar en las cámaras de gobierno, también forman parte de medios de comunicación con los que tienen tejemanejes al más puro estilo siciliano. Pero tú a lo tuyo, que no seré yo quien te diga lo que tienes que hacer ni pensar. ¿Que alquilar una vivienda se está convirtiendo en un tema de Estado? Pues vas tú, cuñado nivel Dios, y dices que es culpa de los inmigrantes y las ocupaciones ilegales, aunque solo supongan el 0,06 %, pero que gracias a que lo repiten ciertos periodistas, que son en realidad grandes tenedores, pues te lo crees. Así que mientras los más jóvenes no tienen donde poner el huevo, filósofos como tú apoyáis a los culpables.

Dale un par de vueltas a lo que piensas pero, sobre todo, en qué te beneficia a ti alimentar a estos monstruos. Tú, que lo más redondo que has visto es una onza de chocolate, te enfadas si alguien dice que va siendo hora de regular la vivienda porque piensas que debería ser un mercado libre. Y si te aprietan, habla de inmigración, que está de moda y parece ser que es la preocupación número uno de los españoles. Como lo oyes, nene, la número uno. No la sanidad, ni la educación, ni la gestión del dinero de todos y cómo se le regala a grandes empresarios, ni la lentitud de la justicia ni la contaminación que está cambiando el planeta. No, la inmigración por encima de todo. Porque tú eres un gran estadista, eso todo el mundo lo sabe. Tienes conocimientos fiscales, en derecho y en historia de España, faltaría más.

Anda, bonico. Ve a hacerte una revisión porque quienes de verdad van a sufrir todo lo que defiendes son tus propios hijos, vecinos o sobrinos. Céntrate y dale un sentido más humano a tu vida. ¿De verdad haces caso a los que cambian el foco de atención para desviarlo de sus negocios? ¿En serio? Pues nada, sigue a la zanahoria del palito. Mañana, cuando los tuyos tengan que pagar un riñón para tener un techo donde vivir, te faltará tiempo para echarle la culpa a los que hoy quieren convencerte de que hay que cambiar el sistema para que le vaya bien a la mayoría, no solo a unos pocos. Espero que cuando llegue el momento se te caiga la cara de vergüenza y pidas perdón. Pero no, no lo harás.