Los gobiernos en las Comunidades Autónomas conformados hace poco más de un mes por PP y VOX, están censurando obras de teatro sencillamente porque no comulgan con sus ideales nacional-católicos. El supuesto delito de “ofensa de los sentimientos religiosos” no es más que el delito de blasfemia antes tipificado por la censura del franquismo y ahora camuflado con otro nombre. Esta complacencia con el franquismo está reflejada en el programa electoral de VOX, al cual el PP se suscribe con los brazos abiertos en la argumentación que quienes ahora votan al partido de extrema derecha, antes les votaban a ellos. Y así, todos quedan contentos, en su hermandad de talibanes contra las libertades democráticas. Atacar a la cultura y querer llevarla al oscurantismo en pleno siglo XXI, demuestra la oposición sistemática de estos partidos a la difusión de la cultura en nuestra sociedad. La ultraderecha utiliza el sistema judicial para intentar acabar con las leyes democráticas porque son contrarias a su ideología antidemocrática en la cual no cabe la libertad de expresión como tampoco cabe la violencia de género, el colectivo LGTBIQ+, la educación igualitaria, la ley de Memoria Histórica, el derecho al aborto e incluso la ley de eutanasia. Por supuesto que las leyes laborales para la ultraderecha, están supeditadas a la explotación de los trabajadores y trabajadoras para que nos jubilemos a los 72 años con una mínima pensión. Quieren llevar a España a la Edad Media, al absolutismo y a la incultura porque realmente, la ignorancia les procura muchos votos, y el modo de llegar a ella es por medio de la sumisión y la obediencia, y su estrategia es llenar los juzgados de querellas contra todo lo que signifique democracia. Están convencidos que van a ganar las próximas elecciones porque piensan que los españoles y españolas somos tan mediocres como los discursos de sus principales candidatos a la presidencia del gobierno. Escuchar a los candidatos tanto de PP como VOX, es escuchar bulos, mentiras, palabras destinadas a un público ignorante. Y no es que sean mayoritariamente ignorantes quienes votan al tándem derecha-ultraderecha, pero su ideología les hace ignorar la democracia y los valores de convivencia tanto como los códigos morales que hacen de España un país democrático. La indiferencia no tiene cabida en estas próximas elecciones. O gana la democracia, o la censura acabará con la democracia en España.
Rubén Beat
El ocaso de los perdedoresCensura
Quieren llevar a España a la Edad Media, al absolutismo y a la incultura