En la última década la ciudad de Jaén perdió más de 5.000 habitantes, casi un 5% de la población, rompiendo una tendencia creciente que nos hizo pasar de los 25.000 habitantes del año 1900 a los 116.000 de 2010. Para las próximas 2 décadas el INE pronostica que el decrecimiento seguirá.
Acostumbrados a asociar el crecimiento con el bienestar, la nueva realidad podría conducirnos hacia el pesimismo o lo que es peor a una depresión colectiva. Hay formas de abordar la nueva situación y es que el decrecimiento también se gestiona, deben de gestionarlo, no vamos a dejar de buscar la felicidad por estar en una ciudad y en una provincia que pierde población.
Con la pérdida de población podríamos deducir que no es preciso la construcción de nuevas viviendas, que con las existentes es suficiente, pero hay que atender otros parámetros para llegar a un diagnóstico real. La nueva realidad es que cada vez las viviendas tienen menos vecinos, acordaros de cuantos éramos en casa de nuestros padres y cuantos componemos la unidad familiar actual, según el INE en la ciudad de Jaén actualmente el 26% de las viviendas están habitadas por una sola persona. Con menos vecinos se necesitan más viviendas, eso sí sobran habitaciones y deben ser adaptadas a una población de mayor edad, con necesidades de accesibilidad y proximidad a los servicios.
Es buen momento para recordar a los autodenominados constitucionalistas el olvidado Articulo 47 de la Constitución española que en síntesis dice: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna. Los poderes públicos promoverán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho y regularán la utilización del suelo de acuerdo con el interés general impidiendo la especulación. Nada más lejos de la realidad pues la vivienda ha sido y es objeto de especulación, convirtiéndose en un bien inalcanzable para las nuevas generaciones y para quienes carecen de recursos, acordaros que ocupamos el vergonzoso puesto 50 de 52 en el ranking de renta per cápita. Además de un lugar para vivir o un derecho recogido en la Constitución, la vivienda se convirtió en un producto de ahorro y especulación.
Para satisfacer las necesidades de vivienda de los próximos años (que deberá cuantificar el redactor del nuevo Plan de Ordenación Urbana) hay varias formas de hacerlo, tantas como modelos de ciudad se tengan. Atendiendo a que creo en el modelo de ciudad tradicional y compacta, de tipo mediterránea y en que la vivienda es un derecho, apuesto por el siguiente orden para atender las necesidades:
-Rehabilitación del parque inmobiliario actual con lo que se contribuye a revitalizar la ciudad, además rehabilitar es más eficiente que construir nueva vivienda, no solo por la menor huella de carbono si no porque ya cuentan con las dotaciones sociales (salud, educación, limpieza, seguridad...).
Rehabilitación integral de los barrios atendiendo a la accesibilidad, dotaciones sociales y movilidad. Una llamada especial a un Plan Integral de rehabilitación para el casco histórico.
- Construcción sobre los solares existentes dentro de la traza urbana.
-Desarrollo del suelo preciso, siempre dando continuidad a la traza urbana actual, no queremos islas como las 800 viviendas que nos colaron en Jaén Plaza detrás de Decatlón y es que no es la mejor forma de hacer una ciudad siguiendo los intereses de un grupo empresarial (centro comercial y viviendas en las afueras, nueva ubicación de la Estación de autobuses, centro de ocio…). Recordemos que del actual Plan de 1996 queda suelo desarrollado administrativamente al norte de la Estación de ferrocarril (SUP II, 1 y 2), encontrándose pendiente de ejecutar por los propietarios, si fuera necesario la Administración debería en bien del interés general expropiar y urbanizar, ya se hizo otras veces.
Por último hay que realizar promoción pública de vivienda, garantizando que llegue a quienes lo necesitan, jóvenes y familias en riesgo de exclusión. Hay que blindarla para siempre ante quienes escondidos tras postulados liberales lo que buscan es enriquecerse con un derecho de primera necesidad.
Salud.