La tirilla

Santiago Donaire

Prisioneros en casa

Entre las casas escalonadas como las calles, son bastantes las que no cumplen con los parámetros mínimos de habitabilidad, lo de la inaccesibilidad es evidente

 Prisioneros en casa

Inicio de la calle Reventón.

Zumbajarros, Reventón, Positillo, Alegría, Clavel, Duque, Vacas, San Lorenzo, Maestro Macías, Concepción vieja,… calles de Jaén aferradas al cerro de Santa Catalina, de belleza incomparable, con nombres tan contundentes como su pendiente y angostura. Incluidas en zona protegida por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) más preocupado por regular el color de las fachadas, los marcos de las ventanas, el dimensionado de los huecos o las cubiertas de las viviendas que del bienestar de sus vecinos. Unos vecinos, los menos, viven allí por tradición y apego a sus raíces; otros, los más, es su residencia porque no tienen donde ir y es que la belleza no te libra de la inhabitabilidad ni de lo inaccesible de los escalones.

El turismo en la ciudad va en aumento, durante los días laborables son frecuentes los grupos comandados por una guía, los fines de semana predominan las parejas que se organizan por libre y se identifican por el plano desplegado o la voz del Google Maps. De la Catedral a los Baños Árabes van todos, hasta la Magdalena menos. Les asoman a estas calles que desde la parte baja lucen las verticales tabicas de sus escalones y con suerte asisten a la escalada de alguna vecina con las bolsas de la compra, un escenario perfecto para el turismo de masas que móvil enristre, sin pudor alguno, añaden otra foto más a la memoria insaciable del teléfono, eso sí ajenos a la realidad.

Entre las casas escalonadas como las calles, son bastantes las que no cumplen con los parámetros mínimos de habitabilidad, lo de la inaccesibilidad es evidente. Las viviendas precisan continuas reparaciones y a veces no son suficientes para evitar la ruina, paso previo para aumentar el Censo de solares del que por cierto carecemos y es que infravivienda e inaccesibilidad van de la mano. Los vecinos de la zona con discapacidad motriz, tanto las congénitas como las adquiridas o las cada vez más frecuentes de las personas mayores, aquí tienen una doble discriminación, se convirtieron en prisioneros en sus casas. Ni muletas, ni andador, ni silla de ruedas, ni asomarse a la puerta pueden, encerrados en vida, en prisión por no tener recursos.



El artículo 47 de la Constitución consagra el derecho de los españoles a una vivienda digna además de la obligación de los poderes públicos a hacer lo preciso para que se cumpla. Además el Artículo 22 de la ley que regula los derechos de las personas con discapacidad, establece el derecho a vivir de forma independiente y la obligación, otra vez, de la Administración para asegurar la accesibilidad universal. Saco las normas pues últimamente veo demasiados constitucionalistas que solo refieren algunos artículos, los que le interesan.

¿La solución? Hay opciones mecanizadas como plataformas elevadoras o rampas móviles, pero no termino de verlas aquí, solo recordar que de 14 años de escaleras en la calle Nueva funcionaron apenas 12 meses y eso que solo salvan 4 metros de desnivel. Para las calles inaccesibles donde se necesitan decenas y decenas de artilugios con desniveles superiores en algunos casos a los 50 metros no sé. Opto más por facilitar a los vecinos una vivienda digna en el barrio fuera de esta prisión. Si queremos figurantes para este bello escenario, rehabilítense las viviendas y ofrézcanlas como alojamientos temporales, pisos turísticos o residencias de estudiantes, a los vecinos mejor un sitio donde puedan envejecer con dignidad.

Salud.