En alguna que otra ocasión, desde perfiles ultraderechistas, algunos con mando en plaza, me han llamado en redes sociales viejuno, o vintage como si con ello pudieran insultarme. No me insultan, no, tales epítetos ni me quitan lo bailao, ni lo que todavía puedo bailar, solo demuestran que los cretinos también usan smartphone.
La pirámide de edad dice que en Jaén somos legión los que nacimos durante el baby boom, ya hoy sexagenarios o a punto de serlo, así que cuidadito con los insultos pues tenemos la sartén por el mango de las mayorías. A Trump no lo criticamos por viejo, lo hacemos por xenófobo, homófobo, integrista religioso, ultraliberal económico y sobre todo por payaso, payazo en Jaén.
Permitidme una reflexión, y es que analizando los tiempos de nuestras vidas, de los sexagenarios, al pasado no podemos renunciar, ya pasó y esos tiempos no volverán. El futuro más lejano no existe y el medio plazo es indeterminado así que nos queda el presente y el ahora después, es cuestión de centrarnos en ello.
Desconozco la extensión geográfica de la utilización del “ahora después”, en nuestra Andalucía oriental es habitual su uso, en mi entorno se recurre a él con frecuencia y junto a la afirmación rotunda del “no ni ná” es la mejor muestra de la riqueza que el castellano alcanza en esta tierra de gentes ingeniosas. Tal como comenté, a este adverbio compuesto le estoy dando una especial utilización en el actual momento de la vida, debemos vivir el presente y el futuro inmediato, nada de rendirse a la melancolía del pasado. La edad es una traición del cuerpo, por dentro como decía Wilde nunca se envejece.
Las personas más bellas, más jóvenes, parecen de inmediato, más listas, más buenas más amables, un fastidioso espejismo que afecta por igual a hombres y a mujeres. La atracción, la belleza o la capacidad de emocionarte no es patrimonio de la juventud y los necios se mueven con soltura por todas las generaciones.
Sin duda centrarnos en el presente y en el ahora después, simplifica mucho la vida, te liberas de apoyar a personas absurdas que a pesar de su edad no han madurado, nunca lo harán como esas manzanas que se quedan en el árbol siempre verdes. Decides con más libertad estar cerca de quien sabe reírse de sus errores, lejos de los que se hinchan con sus triunfos. Huir de los reproches, buscar el ingenio, la generosidad, la sonrisa y la caricia.
Hay que llegar, sin miedos, sin complejos, integrados a nivel comunitario y social. Aquí no hay porqué dar paso a nadie, podemos aportar valores, experiencia y serenidad. La edad no limita la curiosidad, el compromiso, la ilusión o la capacidad de revelarse contra las injusticias Debemos de seguir implicados en lo que ocurre y sin duda mantener intacta la capacidad para amar.
Por un ahora después largo y dichoso, hasta que el cuerpo aguante.
Salud.