¿Cuántas muertes violentas o asesinatos vimos en la tele o en el cine durante nuestras vidas? Contando desde la infancia seguro que miles y miles, para eso no había censura, de hecho era frecuente la chiquillada en sesiones de matiné aplaudiendo cuando los “buenos” aparecían en pantalla con su sable o con el rifle Winchester y no dejaban ni a Dios vivo. A los muertos de las pelis, había que sumar las de los tebeos, entonces se cambiaban en el callejón de las flores en Maria Jesús. Un recuerdo al Sargento Gorila “¡amarillo, toma plomo!”, al Jabato y al Capitán Trueno dando mandobles a los “infieles sarracenos” sin olvidar a Roberto Alcázar y Pedrín “¡toma jarabe de palo!”, todos recurrían al uso de la violencia para resolver situaciones. Lo del respeto a otras razas o a otras creencias no entraba en la educación que nos tenían programada, estaban forjando españoles, austeros, con espíritu de sacrificio e impasibles ante la sangre vertida; a las mujeres les tenían reservadas otros menesteres menos gloriosos aún. En clase de religión, estudiamos Historia Sagrada donde el Pueblo de Dios acababa con filisteos, cananeos, egipcios o sodomitas bien pasándolos a cuchillo, ahogándolos en el Mar Rojo o con fuego divino, después de 3000 años el Pueblo de Dios sigue en el mismo sitio haciendo lo mismo, inventaron un Dios brutal y en su nombre siguen matando inocentes.
La violencia, el asesinato y hasta el genocidio entraron en nuestras vidas sin rombos ni Pin parental (aclaro que los rombos eran las calificaciones que introdujeron en la tele desde 1963, con Manuel Fraga “demócrata de toda la vida” como ministro del ramo, un rombo apto para mayores de 14 años y dos rombos para mayores de 18 años), los rombos no estaban para la mayoría de las escenas violentas, se usaban preferentemente para el sexo, es un decir pues para un beso con lengua, una teta o un culo aplicaban directamente la tijera y las cortaban, de follar ni hablamos.
David Broncano en su exitosa Revuelta pregunta a los entrevistados que cuantas veces follaron o se masturbaron en el último mes. Ya lo hacía antes en La Resistencia de Movistar y me sigue chocando la naturalidad con que trata el sexo. No estábamos acostumbrados hablar de esas cosas y menos hacerlo en público, nuestra normalidad forjada en muchos años de tele, misa y cole estaba más por el sufrimiento que por el placer, más ligada a un pecho sangrante que alguien haciéndose una paja ¡donde va a parar!
En fin que aquí estamos, no pudieron con nosotros ni con nosotras y por mucho que se empeñaron nos iremos de este mundo sin haber matado a nadie y eso si con unos cuantos polvos en el cuerpo y bastantes pajas. En serio, ¿que hicimos para merecer esto? Esa moral castrante que hace propaganda de la violencia y el sufrimiento mientras censura el placer. Broncano gracias.
Salud.