La tirilla

Santiago Donaire

El chilanco

A los ríos les vino fatal el mal llamado desarrollo, el consumismo que los convirtió en vertederos

 El chilanco

Puente de la Sierra.

Me fascinan las ciudades con río, da igual que sean ríos grandes y amansados o pequeños y rápidos. Logroño y Zaragoza con su caudaloso Ebro. Córdoba y Sevilla con el Betis de los romanos, el Al-wādi al-kabīr andalusí. Soria y Zamora con el Duero de los poetas que en Oporto es atravesado por vistosos puentes. El Tajo espumoso en Toledo, generoso en Talavera de la Reina y hecho un mar en Lisboa. Madrid tiene su discreto Manzanares lleno de vida y enmarcado entre cajeros de hormigón. Que me decís del granadino Darro con orilla al Paseo de los tristes o el Genil acariciando el Paseo de la Bomba.

La cuenca del Guadalquivir en su parte alta, nuestra provincia, está ribeteada de bellas y pendientes sierras que generan rápidos ríos de avenidas imprevistas, motivo mas que suficiente para que los antiguos pobladores decidieran mantener sus viviendas a una distancia prudencial, con las excepciones de La Puerta de Segura y Puente de Génave que crecieron a las orillas del Guadalimar y Andújar con una historia de espaldas al Guadalquivir.

Los tiempos corrieron a favor de las ciudades con rio, la regulación de las cuencas y con ello el control de las dañinas avenidas de agua se lo permitió. Desde hace tiempo las ciudades se abren a sus ríos, con permiso de los coches, y es que un rio urbano cumple un importante papel ecológico y social, los ríos atenúan las temperaturas, atrapan contaminación atmosférica, contribuyen a la biodiversidad y generan espacios de ocio y socialización muy importantes.



Aunque en Jaén no sean ríos urbanos, ocupan un gran lugar en nuestra cultura. Los más mayores, casi todos aprendimos a nadar en un chilanco o remanso de aguas frías, algún beso furtivo atrapamos entre las choperas, mimbres y fresnos de la orilla. Recuerdos de días largos de convivencia familiar o escapadas de chiquillos. ¡Cuánta paz y frescura nos aportaron!

A los ríos les vino fatal el mal llamado desarrollo, el consumismo que los convirtió en vertederos. Recuerdo, hace ya años, una gran riada en la desembocadura del Segura, en Guardamar, contábamos por decenas los frigoríficos, lavadoras, bombonas… que bajaban entre limones y miles de botellas de plástico, que pena tratar así a quien tanto nos da. No acaba ahí el agravio, pues invadieron impunemente sus dominios con construcciones ilegales que además vierten sus aguas sucias al cauce, por no hablar del abuso de la extracción de agua para riegos. Qué pena.

El alcalde de Jaén hace unos días presentó varios proyectos de regeneración de nuestros ríos: Eliche, Quiebrajano, Jaén y Guadalbullón, proyectos ilusionantes: un paseo desde el Portazgo hasta los cañones por la ribera del Eliche, la adecuación de los cañones. La recogida de las aguas fecales de las viviendas de las vegas, un emisario que las concentre y lleve a la depuradora y sobre la tubería un paseo para peatones y bicis, regenerar la vegetación de las riberas… Son proyectos magníficos para el medioambiente, para recuperar lo que nunca debimos perder, para generar espacios de ocio. A los que les deseo una rápida ejecución y sobre todo que sean asumidos por todas las fuerzas políticas, que no nos pase como con el tranvía. Las infraestructuras, el medioambiente cuidado, son patrimonio de todos los vecinos y vecinas.
Salud.