La tirilla

Santiago Donaire

¡Han descubierto que Los olmos tienen huecos!

Los huecos en los olmos son parte de ellos, de hecho todos los viejos ejemplares los tienen

El olmo común (Ulmus minor) era una especie muy frecuente en nuestras riberas y vegas, con un hondo arraigo cultural, estando muy presente también en pueblos y ciudades. Aquí al olmo le llaman álamo negro, confundido con el “Populus nigra” por la similitud de sus cortezas y de ahí que las plantaciones de olmos recibiesen el nombre de alamedas (como nuestra Alameda, donde aún disfrutamos de viejos olmos). Durante siglos se plantó, solitario, en la plaza de los pueblos, magníficos los de Cambil o Quesada, que cobijaron y cobijan bajo su sombra la risa de los niños y las añoranzas de los viejos. En Castilla son muchos los concejos que se reunían al amparo de su copa.

Mucho antes de que en las ciudades se plantaran árboles en sus calles, ya estaba el olmo en la plaza del pueblo, por ello lo podemos considerar como el primer árbol urbano, desde siempre nos acompañó. La llegada en los años 90 del hongo de la grafiosis (Ophiostoma novo-ulmi),  produjo un rápido declive, acabando con 3/4 partes de los ejemplares. Aunque en Jaén, quizás por nuestro clima más seco, no tuvo tanta incidencia como en el norte de la península. La resistencia de algunos especímenes, permitió mediante clonación aportar nuevos pies con más resistencia al hongo asesino, dando esperanzas para el futuro de nuestro fiel compañero, sin necesidad de plantar los resistentes olmos siberianos “Ulmus pumila” tan ajenos a nuestra tierra.



Cuento esto por la tala que están realizando en la Avd. de Ruiz Jiménez, los olmos fueron plantados en los años 60. No niego que alguno precisara su eliminación, ¿pero tantos a la vez? Los huecos en los olmos son parte de ellos, de hecho todos los viejos ejemplares los tienen. La empresa concesionaria de la jardinería y sus responsables son los mismos desde hace años, los que hoy los cortan por la base son los mismos que les infligieron las podas severas, origen de las oquedades. Imagino que los políticos municipales tendrán la última palabra, pero no creo que ellos señalen que árbol se corta o no, ¿o sí? No es fácil decidir si hay que cortar o no, depende del porcentaje de ramas huecas, de si el tronco lo está o no y del tamaño de las heridas. Los árboles viven muchos años con el tronco hueco, los que hoy descubren las oquedades, no sé de qué se sorprenden pues llevan décadas así, no es nada repentino. Me tomo una licencia para adaptar la escena de la peli Casablanca, con el capitán de la gendarmería Louis Renault: ¡Es un escándalo! ¡He descubierto que estos olmos tienen huecos!

Para rematar la faena, renuncian a plantar nuevos olmos, como si estuvieran proscritos, cientos de años con nosotros y ahora le damos la espalda, por moreras sin fruto “Morus alba Fruitles” y mira que me gustan las moreras, tenemos un paseo frente a la Salobreja espectacular y también lo va ser las de la plaza de Santa María, ¡pero no quitéis olmos por moreras!

Permitirme acabar con Antonio Machado, para recordar que los olmos y los troncos huecos van de la mano:

Al olmo viejo, hendido por el rayo

Y en su mitad podrido

Con las lluvias de abril y el sol de mayo

Algunas hojas verdes le han salido…

Salud.