Las encuestas muestran un reconocimiento generalizado al Gobierno de la nación por las medidas adoptadas contra la crisis: la bajada del IVA en el recibo de la luz, subidas de salario mínimo y pensiones, bonificación de carburantes, el que sigamos creciendo en actividad y empleo a pesar de las crisis, los impuestos a las energéticas, banca y grandes fortunas, abonos al transporte público... Sin embargo ello no se ve reflejado en la intención de voto. En resumen que hay gente que percibe que se está haciendo bien pero no está dispuesta a votarlos. Sobre esta paradoja quisiera que razonemos con el ánimo de buscar su origen.
El primer causante se debe adjudicar a los medios de comunicación, que en su inmensa mayoría son propiedad de organizaciones vinculadas con la derecha española, que permanentemente desinforman, manipulan los contenidos informativos y hasta mienten, su único fin es presentar las noticias del modo que más daño pueda hacer al Gobierno, por cierto elegido democráticamente por mayoría parlamentaria. No es nuevo, es toda una tradición en este país que la derecha se crea la única legitimada para ostentar el poder, lo ejercieron durante siglos, están convencidos de que la izquierda no tiene derecho a gobernar, que es ilegítima, antiespañola y harán lo imposible para evitarlo. Asistimos a una desinformación donde nos presentan una situación preapocalíptica, desastrosa, de ruptura de España, cuando la realidad dice todo lo contrario, es más acordaros de la situación en Cataluña en la anterior legislatura cuando gobernaba el PP de M. Rajoy, el “a por ellos”, con un referéndum ilegal, cargas de la guardia civil y lo peor una ruptura total de la convivencia, nada que ver con el actual momento.
Pero responsabilidades también las hay en la propia casa. Si queremos que la gente conozca la realidad, el Gobierno debe potenciar la existencia de medios de comunicación independientes, tanto privados como públicos, cuando digo independientes lo digo con todas las letras. Lo de TVE es vergonzoso, se la ofrecieron en bandeja de plata al PP para conseguir un acuerdo en el Consejo del Poder Judicial y en todo este tiempo solo fue otra fuente más de desinformación.
Pero hay otras formas de llegar a la gente y es por medio de los militantes de los partidos que gobiernan, mediante las organizaciones sociales y las personas que por sus conocimientos o posición disponen de influencia intelectual y capacidad de diálogo con la sociedad.
Pero nos encontramos con un problema doble, uno que en la izquierda somos ciclotímicos: pasamos de la depresión a la euforia. En la época de euforia se produce una movilización muy sana, pero en la época de depresión nos despedazamos entre nosotros. El otro problema es más de fondo y es que los partidos de izquierdas son cada vez más cesaristas. Apenas tienen presencia efectiva en la sociedad, con una parte de la militancia desmovilizada y otra dedicada al control del aparato del partido y así conseguir el anhelado puesto retribuido.
En resumen, precisamos medios de comunicación independientes, una militancia motivada y dispuesta a informar y difundir las medidas del gobierno, que los líderes políticos también lo sean sociales e incorporar a intelectuales y activistas a la causa de legitimar las medidas del gobierno.
Salud.