La tirilla

Santiago Donaire

Manijeros

En el Bachillerato de los primeros años 70, nos aleccionaban mediante las asignaturas de Religión y de Formación del Espíritu Nacional. Los profesores que ...

En el Bachillerato de los primeros años 70, nos aleccionaban mediante las asignaturas de Religión y de Formación del Espíritu Nacional. Los profesores que impartían la FEN eran falangistas, antiguos camisas viejas, que por aquella época lucían ya un apreciable desgaste físico. En su aspecto quedaba poco de aquellos imperios donde no se ponía el sol, nada de gloriosas gestas bélicas y la camisa que tú bordaste ayer estaba remendada. Su imagen parecía de comic, más que Roberto Alcázar y Pedrín, eran como Torrente con bocata de chorizo liado en papel del periódico Arriba. Podría ser de chiste sino fuera porque eran la base de un régimen sanguinario.
Su verdadera misión ya no era educar “aguerridos guerreros que forjaran una nueva historia” lo que tenían entre manos era algo menos noble: crear súbditos obedientes y cobardes, para lo que diariamente criminalizaban la democracia y los ilegales partidos políticos. Incidían en que un buen español no debe meterse en política.
50 años después, asistimos a la No Política de la derecha, a la ausencia de propuestas, a estar en contra de todo, a mentir sin pudor. Volcados en un Marketing que los coloca sonrientes ante cabras, vacas, cerdos, remolachas, camas elásticas, aparatos sanitarios… Desde donde lanzan discursos inconexos, repletos de insultos: Bolivariano, La Habana, remolacha, vampiros, esculturas de los reyes católicos, zombis, filoetarra, gobierno ocupa, traidor, felón… todo a la vez y sin orden, con el único fin de vaciar de contenido la política. Por eso, le es muy importante salir diariamente en las portadas de los medios, para que después le repliquen la imagen desde Guasap, Twiter, memes,… Las políticas, el programa (no tienen) y su cumplimento, es algo secundario, les basta con que los vean todos los días como si de infatigables trabajadores se trataran, aunque nunca dieran ni clavo.
A pesar de las distancias, los antiguos profesores falangistas y los dirigentes actuales de la derecha, nunca estuvieron más cerca. Ambos persiguen lo mismo, que no es más que denostar la política y sus instituciones. Siguen siendo los manijeros de los intereses de los de siempre. No se puede entender de otra forma que se opongan a la subida de las pensiones, al salario mínimo, la eutanasia, a la reforma laboral consensuada por la patronal y los sindicatos, a la renovación del poder judicial, a reforzar la Sanidad o la Educación Pública, a una alimentación sana, el respeto al medio ambiente. Siempre defendieron unos intereses que no son los de la mayoría social del país y lo hacen desde la mentira y el insulto, ¿o van a decir a las claras, que como manijeros de los que más tienen, están para defender los intereses de sus amos y no la de todos ustedes?
Salud