La tirilla

Santiago Donaire

Nuestros vecinos invisibles

En estos momentos hay en nuestra ciudad más de 3.000 migrantes temporales recogiendo la aceituna

Los últimos días hemos visto como las calles y los centros comerciales de la ciudad se llenan de gente, las tradicionales fiestas, las visitas de los familiares, vacaciones escolares, la iluminación de las calles, algo por cierto muy español que por ahí fuera no se da a estos niveles. Uno de mis hijos que es muy observador, se gana la vida con ello me decía: fíjate el gentío que hay, pero no llegan al 25% de la población de la ciudad, el resto son invisibles. A veces nos hacemos la idea de nuestros vecinos por lo que vemos en los sitios que frecuentamos, por con quien compartimos espacios físicos y en redes sociales. Podemos caer en la tentación de pensar que allí están todos, sin duda hay más Jaén que el que vemos, un Jaén de vecinos y vecinas que son invisibles, al menos para muchos de nosotros.
La esperanza de vida se tradujo en el aumento del número de personas mayores de 85 años, que a diferencia de antes que convivían con familiares, ahora viven aislados en su casa o en residencias, pasando desapercibidos para el resto y lo que es peor también para la red asistencial que debe de realizar cambios radicales para incluirlos. Comparten el problema en parte con los vecinos y vecinas con movilidad reducida que viven en nuestras pintorescas calles escalonadas que tampoco saldrán en estas fiestas de sus casas de hecho, nunca lo hacen pues viven prisioneros en sus fotografiadas viviendas. Hay que desarrollar nuevas políticas para una población envejecida y para quienes tienen limitaciones de movilidad y eso se debe lograr a través de iniciativas dirigidas a ofrecer viviendas adecuadas, edificios sin barreras y barrios que tengan servicios básicos a los que se pueda llegar andando.

En estos momentos hay en nuestra ciudad más de 3.000 migrantes temporales recogiendo la aceituna, no es preciso deciros que al igual que la mayoría de los mayores no los veréis entre el tumulto que deambulan por las calles, se invisibilizan. Hay otros miles de vecinos de origen también foráneo, pero ya residentes que tampoco los veremos en el trenecito, paseando por la carrera o en el Corte Inglés. No podemos olvidar que somos la segunda provincia por la cola en renta per cápita y por ello la ciudad de Jaén es la capital de una provincia de gente pobre que bastante tiene con llegar al fin mes, no los veréis, también son invisibles y en este caso es el grupo más numeroso, éstos con 8 apellidos jaeneros.
Tampoco veremos a los miles de chicos y chicas, nuestros hijos, la generación más formada, que tuvo que abandonar su tierra en la anterior crisis, un país que gastó decenas de miles de millones en reflotar bancos, pero no fue capaz de retener a sus hijos. No quiero que la tristeza me embargue y corto esta narración de la gente invisible, hay muchos más, para otro día…

A todos y a todas, a los que nos vemos y a los invisibles, a los presentes y a los lejanos. A los que tenemos el placer de coincidir en la vida y sobre todo con quienes comparto la realidad de que somos efímeros y que la solidaridad no es un gesto altruista sino una necesidad. A todos y todas os deseo un feliz año 2025 lleno de vida y felicidad.



Salud.