La tirilla

Santiago Donaire

Paremos el genocidio

Siempre con el pueblo, nunca con sus opresores.

Me resisto a aceptar que la misma especie, a la que pertenece Goya , Picasso, Beethoven, Maria Callas, Fredy Mercury, García Márquez, Benedetti, Cervantes, Alexander Fleming o Nelson Mandela sea a la vez autora de las atrocidades más viles, con sus propios congéneres: gasear poblaciones, bombas aniquiladoras, holocaustos, deportaciones, exterminios… No puede ser, es increíble.

Siempre me posicioné con los más débiles, con los que sufren abusos y persecución de los poderosos: Con los indígenas y en contra de sus colonizadores, con los vietnamitas y no con sus invasores, con los judíos y en contra de los nazis que los exterminaban. Con los que defendían la legalidad en España y no con los que acabaron con ella mediante un sangriento golpe de estado. Con los saharauis colonizados por España y vendidos a Marruecos. Siempre con los palestinos, a los que expulsaron de sus tierras, encerraron en un gueto e Israel bombardea.

No se puede expulsar a un pueblo de la tierra de sus ancestros, negarles el pan, encerrarlos como alimañas, ultrajar sus símbolos y además pretender que sean dóciles. No voy a justificar la violencia, pero cuando se acorrala a un animal herido, si no le das una salida, la única opción que le queda es hacerte frente.



No nos pueden hacer creer que el servicio secreto más eficiente del mundo, el Mosad, no fuera capaz de adelantarse a la acción criminal de Hamas. Las mentes malévolas lo urden todo, incluso las atrocidades más increíbles. Esta guerra beneficia al Estado de Israel que le brinda imponer una solución final para Gaza, con el exterminio o expulsión de los palestinos y la posterior ocupación de los escasos 350 km2 (más pequeño que el municipio de Úbeda) donde se hacinan dos millones de gazatís.

Demasiados acostumbrados a lamentar las atrocidades una vez pasadas, acordaros del genocidio de Srebrenica ante la pasividad de los cascos azules o el de Sabra y Shatila en los campamentos de palestinos del Líbano. Se podían haber evitado por previsibles, pero estamos más hechos a lamentar a posteriori que a actuar y prevenir. Tenemos que parar la aniquilación del pueblo palestino en Gaza, estamos a tiempo.

En España hemos sufrido durante muchos años la lacra de ETA y este país ha sido un ejemplo de lucha contra el terrorismo, a pesar de los errores y de las propuestas bárbaras de los de siempre. Estaba claro no se podía confundir a los terroristas con el pueblo vasco, ni a los yihadistas del 11M con nuestros vecinos musulmanes. Por eso mismo no se puede hacer pagar a 2 millones de palestinos la barbarie perpetrada por Hamas y muy probablemente consentida por el estado Israelí.

Siempre con el pueblo, nunca con sus opresores.

Salud.