El andalucismo vive sus momentos más bajos desde la restauración de la democracia. Las manifestaciones de 1977 y el Referéndum del 28 de febrero de 1980 no lo fueron con pretensiones nacionalistas o separatistas, lo que se reivindicaba en la calle era Igualdad y Justicia. Que en Madrid supieran que los andaluces no estábamos dispuestos a seguir discriminados con respecto al resto de comunidades, que todos debíamos tener el mismo trato.
No podremos negar los avances cuantitativos en los 42 años transcurridos, pero no nos engañemos, en 1980 éramos los últimos y ahora lo seguimos siendo. Seguimos ocupando el furgón de cola en cuanto a renta per cápita y encabezando el ranking del paro. Así que ya se pueden ir ahorrando los discursos triunfalistas, el 28 de febrero debe seguir siendo un día de reafirmación como pueblo y de reivindicación. Los motivos que nos hicieron salir a la calle siguen vigentes, no queríamos ni queremos independencia, lo que precisamos es igualdad, progreso y bienestar.
Andalucía es una realidad cultural y territorial, pero no una realidad política, está desaparecida, no existe. Cuando se habla de acercar la administración a la ciudadanía no nos referimos a tener oficinas cerca, que también, lo que precisamos es que sientan nuestros problemas como propios. Desgraciadamente en Jaén sabemos mucho de ello, demasiados años de promesas vanas para seguir viendo pasar el tren de largo, bueno ese ni pasa. Nadie se extrañe del desencanto de la ciudadanía con la política, del crecimiento de la abstención o la aparición de alternativas políticas localistas. Llegamos al colmo cuando el partido verde moco se presenta a las elecciones autonómicas prometiendo acabar con el estado de las autonomías. No lo dudéis el patriotismo solo trajo a esta comunidad nada más que pobreza, dolor y sometimiento. Como cantaba Carlos Cano: “cada vez que dicen patria, pienso en el pueblo y me pongo a temblar”.
En este 28 de febrero no celebré nada, lo dediqué a reivindicar servicios públicos eficientes. Solo con una Sanidad y Educación pública, universal y de calidad habrá igualdad y progreso. Las infraestructuras deben vertebrar a todo el territorio por igual y no a unas provincias más que otras. Entonces salimos a la calle para pedir autonomía y ahora lo debemos hacer para frenar el continuo ataque a las conquistas sociales, por parte de quienes no creen en Andalucía y gobiernan para mantener los privilegios de una minoría.
La bandera andaluza siempre debe enarbolarse para reivindicar derechos, no es la bandera para promover privilegios, es la bandera de la lucha de Andalucía. ¡Viva Andalucía! Salud.
Santiago Donaire
La tirilla¡Viva Andalucía!
El andalucismo vive sus momentos más bajos desde la restauración de la democracia. Las manifestaciones de 1977 y el Referéndum del 28 de febrero de 1980...