La tirilla

Santiago Donaire

Votantes del PP

Mas de 3.000 militantes y simpatizantes del Partido Popular se congregaron ante su sede nacional de la calle Génova en apoyo de la presidenta de la Comunidad...

Mas de 3.000 militantes y simpatizantes del Partido Popular se congregaron ante su sede nacional de la calle Génova en apoyo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, pillada por los suyos adjudicando contratos a familiares. Estos vociferantes manifestantes autocalificados como gente de orden, se concentraron sin permiso alguno, alentados por la teóricamente beneficiada, Díaz Ayuso, todo al más puro estilo Trump. Muy en línea del degradante espectáculo al que venimos asistiendo por parte de los líderes de la derecha, con discursos basados en insultos, descalificaciones personales y noticias falsas. La mentira como argumento político.
No salgo del asombro. Después de mas de una década de Gurtel, Bankia, Bárcenas, Púnica... podían haber pedido disculpas a los españoles y haber reconducido al partido hacia la senda de la legalidad. Todo lo contrario. La presidenta de Madrid declaró que su hermano solo se ha llevado unas decenas de miles de euros. Pero claro, si al presidente del partido le regalan los títulos universitarios, es fácil asumir adjudicaciones a dedo. No olvidemos la necesaria colaboración por parte de un importante número de medios de comunicación, que equiparan casos de corrupción millonarios como el de la asesora sujetando en brazos a la hija de una ministra.
Entiendo que desde los partidos de derechas se defiendan los intereses de los que más tienen: bajada de impuestos a rentas de mas de 120.000 euros, exención del pago de tributos en las herencias millonarias, incluso que defiendan la amnistía fiscal. Sin embargo nunca comprendí cómo estas medidas son aplaudidas por un importante número de asalariados, gente a la que no van dirigidas esas medidas. A la mayoría de los votantes de derechas no les salen las cuentas: ellos votan para que se beneficien unos pocos, otros.
La derecha patria es liberal en lo económico y casposa en lo social. Sarpullido da cuando los oigo gritar ¡Libertad!. La libertad de tomar cañas en Madrid siempre existió, incluso en la época de su añorada dictadura. Sinceramente, a mi más que el gallinero de líderes, me preocupan los valores de algunos de sus votantes que terminan apoyando el robo contra bienes públicos.
La desaparición de Ciudadanos y la desestabilización del Partido Popular puede conducir a sus afines a un acercamiento al partido verde de extrema derecha. Yo creo que ya vamos tarde. Lamentarán los populares su falta de posicionamiento ante los valores y principios democráticos. El proceso de blanqueo de la extrema derecha está en marcha, con medidas como dejar de llamarlos “extrema derecha”. Ya lo hicieron antes en el 78 donde los franquistas pasaron a definirse como demócratas, las decenas de muertes de los primeros años quedaron como “Transición modélica” y el Jefe del Estado impuesto por el Dictador se convirtió en campechano.