Quien a buen árbol se arrima

Manuel Ruiz

Estoicismo, filosofía para hoy

El estoicismo es una filosofía que surgió en la Grecia posterior a Alejandro, que tuvo su apogeo en la primera mitad del Imperio Romano y ahora...

El estoicismo es una filosofía que surgió en la Grecia posterior a Alejandro, que tuvo su apogeo en la primera mitad del Imperio Romano y ahora, casi dos mil años después, parece que está pensada para nuestro momento actual. Es frecuente encontrar artículos con referencias a sus recomendaciones en cabeceras de tirada nacional, incluso en aquellas de papel couché. Proliferan los libros de filósofos actuales que insisten en los beneficios inherentes a los principios estoicos; todos los años se celebra la Stoic Week en octubre, una inmersión en esta filosofía desde la perspectiva psicológica, y poniendo el foco en nuestra ciudad, hace poco tuvo lugar una conferencia sobre estoicismo en la Biblioteca Provincial en un acto programado por Nueva Acrópolis.
Siendo una filosofía esencialmente moral, es decir volcada en promover la actitud adecuada para llegar a ser feliz con las cartas que la vida pone en nuestras manos en cada momento, la filosofía estoica va a realizar propuestas válidas para cualquier ser humano en su vida cotidiana y para cualquier sociedad. Sirvan unos pensamientos de algunos de los más universales filósofos estoicos para ilustrar el calado de esta manera de pensar y la utilidad que encierra para el día de hoy y el de mañana.
Uno de los principales axiomas del estoicismo en relación a uno mismo es discernir entre lo que depende y no depende de cada uno, como regla de oro para orientar nuestras decisiones: “No hagas que tu felicidad dependa de lo que no depende de ti” (Epícteto) o esta otra recomendación del mismo filósofo, “No podemos elegir nuestras circunstancias externas, pero siempre podemos elegir la forma como respondemos a ellas” y también “lo importante no es lo que sufres, sino cómo lo sufres” (Séneca).
Vivir según nuestra propia naturaleza ha sido también otro de los ejes primordiales del pensamiento estoico. “No hay nada que colme tanto de alegría al hombre como el comportarse de acuerdo con la naturaleza humana”, “Si eso no es bueno, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas; tú eres quien debes juzgarlo”, “la verdadera perfección moral consiste en vivir cada día como si fuera el último” de Marco Aurelio y de nuevo Séneca, “Mientras vivas, sigue aprendiendo a vivir”, “Nadie es verdaderamente libre si es esclavo de su propio cuerpo”.
Y siempre resaltando la dimensión social del individuo (“Lo que no es bueno para el enjambre tampoco es bueno para la abeja”, Marco Aurelio). En definitiva, cuando la realidad proporciona tantos motivos para el desencanto, una mirada a los estoicos puede devolvernos interés por la propia vida.