Nos hemos acostumbrado a las aplicaciones del móvil en las que buscar itinerarios, comercios, restaurantes o monumentos y a fuerza de externalizar una capacidad, en este caso la orientación en el entorno, nos hemos ido desprendiendo de su internalización, es decir, dotar de sentido cada rincón de los lugares por los que discurre nuestra vida, porque la geografía no deja de ser una interpretación del espacio.
La geografía real que nos devuelve la imagen aérea del móvil es sólo una de las formas de geografía y no necesariamente la más importante. Existen tantas geografías como criterios de interpretación del entorno: la geografía sagrada que ayuda a establecer contacto con las realidades espirituales, la geografía de los mejores restaurantes, la geografía de los momentos especiales vividos con la pareja.
La geografía se va cargando con el poder de las sensaciones y de las emociones que acompañan a los momentos que vivimos en cada lugar, con las ideas y los sueños que fueron cobrando forma en nuestro interior, seguramente sugeridos o estimulados por el propio sitio que ocupábamos en ese instante. La geografía cotidiana y la de los momentos especiales recoge las instantáneas de nuestra vida como si fuese un gigantesco álbum de fotos, un registro de nuestra memoria.
Te propongo que busques tus lugares especiales en nuestra ciudad y en los parajes naturales que la rodean, aquellos en los te sientes bien, muy bien. No tienen que ser especialmente bellos o populares, salvo para ti, porque cuando acudes a ellos te olvidas de la madeja de cuestiones cotidianas y por unos momentos sientes sosiego, alegría, fascinación, optimismo.
Las formas, los colores, los olores y los sonidos de los lugares son como espejos para nuestra alma, pero espejos singulares que reflejan estados de ánimo, ideas y sueños. Te invito a buscar lugares especiales asociados a sensaciones agradables, bien sea porque fueron escenario de vivencias positivas, porque en ellos percibimos una belleza especial o porque nos ayudan a conectar con tesoros interiores.
Pueden ser un parque, una calle, una plaza o un paisaje, lugares que te hacen sentir bien, por su belleza excitante, porque te evocan momentos maravillosos de tu vida, o porque te ayudan a conectar en tu interior con lo presientes que es valioso. Visítalos con frecuencia, pierde el tiempo en ellos y te estarás apropiando de un trocito de Jaén. De esta manera, cuando más pedacitos de nuestra ciudad sean poseídos por el alma de cada habitante, más difícil será permanecer indiferente ante las tropelías y abusos que se cometen en nuestra tierra.
Manuel Ruiz
Quien a buen árbol se arrimaTu lugar especial
Nos hemos acostumbrado a las aplicaciones del móvil en las que buscar itinerarios, comercios, restaurantes o monumentos y a fuerza de externalizar una capacidad