La tirilla

Santiago Donaire

Teta y sopa no caben en la boca

Sé que en la izquierda tenemos un gran problema de comunicación

Entro en la farmacia y me encuentro con una conversación entre 2 clientes con el tono de voz elevado, tal que un mitin al resto de la clientela. Hoy tocaba que el gobierno debe bajar los impuestos y hacer más infraestructuras y arreglar la lista de espera de la Sanidad, cuando acaban se van con un costalillo de medicinas por 4 euros, imagino que caído del maná divino.

Continuo por el barrio, ahora a la frutería, en este caso es el propio frutero que mientras selecciona chirimoyas con huellas grandes, se queja de lo que tardan en conceder la Ayuda de la Dependencia y sigue con que hay que acabar con todos los políticos y los funcionarios, como si las ayudas se gestionaran en el mercado de mayoristas.

Se me hizo tarde para ir a tomar una caña con los amigos, además me aterra pensar que voy a recibir más filosofía de cuñao, pues son los bares el mejor paraíso del cuñaismo. Pero no acabó ahí la ración diaria, los vecinos del bloque estamos arreglando el portal y los albañiles me cuentan que están fritos a impuestos y que tienen que comprar los libros a los niños mientras que los hijos de los emigrantes se los dan gratis. Alucino, ya sé que lo del cole en muchas casas es cosa de las madres, no porque lo hayan elegido ellas, sino porque los padres pasan olímpicamente y claro no saben de la misa la mitad, lo que no les impide situarse en los posicionamientos xenófobos del partido verde moco. Los convirtieron en actores de la vieja pelea entre el penúltimo (obrero con el salario mínimo) y el último (emigrante) que tan bien sabe fomentar la extrema derecha.



Cuando en la misma mañana oigo a obreros hablando de los impuestos como si fueran el novio de la Ayuso o a jubilados exentos de hacer la declaración, reivindicando que bajen los impuestos, olvidando que su pensión o la maltrecha sanidad se pagan con ellos. Entonces sé que en la izquierda tenemos un gran problema de comunicación, el mensaje tóxico continuamente repetido por los medios de comunicación de la derecha está recogiendo sus frutos. Sirva de muestra que van camino de declarar heroína a quien dejó morir a los mayores en las residencias sin atención médica y comparte piso y vida con un delincuente fiscal.

No acabo de comprender como las organizaciones de izquierdas no ponen toda su maquinaria enfocada a vender los magníficos logros que el Gobierno de coalición consiguió durante los últimos años para los trabajadores, cuando digo toda incluyo a las estructuras nacionales, autonómicas, provinciales y locales. Cargos, militantes y gente comprometida, Jamás se hizo tanto y se vendió tan mal. Lo único necesario para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada. Y no sabemos dónde ha estado tanta gente buena durante tanto tiempo.

Al paso que vamos llegará el Apocalipsis, pero habrá cañas y bocadillos de calamares en cada leprosería. Aleluya.

Salud.